Os voy a llevar a ver un paisaje espectacular a 30 km de Toledo, un lugar donde el agua y el viento han transformado el terreno arcilloso dejándonos un espectáculo que nos dejará maravillados. Para este paseo llevad calzado de montaña, ropa cómoda y no olvidéis los prismáticos para ver las aves acuáticas de la zona.
Para llegar tomaremos la carretera CM-4000 que comunica Toledo con Talavera de la Reina. En el km 26 encontraremos una pista de tierra, si vamos desde Talavera la encontraremos a nuestra derecha pero si vamos desde Toledo la encontraremos a la izquierda, como el acceso es complicado recomiendo continuar y dar la vuelta en la rotonda para tener el acceso a la derecha y entrar sin peligro. Seguiremos la pista de tierra y aparcaremos en la zona de parking que hay junto a un restaurante.

Una vez hemos aparcado el truco está en coger el camino situado a la izquierda del restaurante (si nos ponemos mirando hacia él) porque es el camino más corto hasta nuestro destino

Cuando veamos el cartel de bienvenida debemos subir siguiendo la valla de madera hasta llegar a los miradores, allí lo que nos espera nos dejará sin aliento.

El extraño paisaje que tenemos delante se debe a la erosión que ha hecho el río Tajo en esta cuenca sedimentaria de la edad terciaria durante 25 millones de años. La tierra que vemos es del mioceno. Nos llamará la atención la tonalidad rojiza del terreno, que hace un espectacular contraste con las aguas del Tajo. Fue declarado Monumento Natural en el año 2010 por la Junta de Castilla la Mancha.



La vegetación de la zona se divide en dos zonas:
- Zona inferior (pegada al río): encontraremos vegetación de ribera con carrizos, eneas, zarzas, sauces y tarayes.
- Zona superior: aquí encontraremos vegetación mediterránea con tomillo, romero, retamas, almendros, enebros y efedras.


Si sacamos los prismáticos podremos ver las diferentes aves que habitan la zona, sobretodo en las aguas del embalse donde encontraremos ánades, garzas, martinetes y cormoranes. Si vamos a finales de octubre y principios de noviembre nos podremos encontrar con las grullas que paran para descansar en su migración hacia el sur. Si miramos hacia arriba y tenemos suerte podremos toparnos con algún halcón peregrino, águila imperial, águila perdicera, cernícalo e incluso algún buitre negro.


En los matorrales podremos ver una gran variedad de insectos, sé que no suelen gozar de mucha admiración pero merece la pena pararse a mirarlos sin molestarles.


Si continuamos la senda ecológica por los miradores hasta el Mirador de los Enebros, allí encontraremos un sendero que nos llevará a las orillas del embalse

Para volver al coche os recomiendo volver por donde habéis venido, ya que el camino que vuelve desde el Mirador de los Enebros es más largo.
Espero que os haya gustado esta escapada y os animéis a hacerla. Por favor respetad el entorno y no dejéis desperdicios.
2 comentarios sobre “Un curioso y desconocido paisaje: Las barrancas de Burujón”