Al sur de Madrid, en el municipio de Torrejón de Velasco, encontramos un sistema de yacimientos paleontológicos del Mioceno (hace unos 9 millones de años) que no sólo es único sino que además es de los más importantes del mundo. Esta maravilla se puede visitar los días 20 y 21 de julio en sus jornadas de puertas abiertas, donde sus investigadores nos guiarán por el yacimiento y nos descubrirán todos sus secretos.

Para llegar al yacimiento, si vamos desde Madrid tomaremos la M50 como si fuésemos hacia Toledo. Pasado Pinto tomaremos la salida 22 E5/A4 y seguiremos por la M423 hasta llegar a la rotonda que une la R4 con la M-404, donde tomaremos la salida señalizada como «camino» que nos llevará directos al yacimiento.

Las visitas son gratuitas y se podrán realizar de 11h a 13h, al llegar nos pondremos a la cola y nos registraremos para que se nos incluya en un grupo. Cuando le toque el turno a nuestro grupo iniciaremos la visita, de aproximadamente una hora. Nuestros guías serán paleontólogos y paleontólogas que investigan en la zona, por lo que estaremos recibiendo información de primera mano sobre sus descubrimientos y aprenderemos muchísimo sobre paleontología. Como estaremos al aire libre os recomiendo llevar agua fresca para beber y crema solar, también es importante llevar calzado cómodo.
¿Qué es Batallones y por qué es tan especial?
En los años 80 el Cerro de los Batallones era muy conocido por sus yacimientos de sepiolita. En los años 90, mientras se realizaban acciones mineras para extraer la sepiolita del cerro, se descubrió un yacimiento de vertebrados (que hoy conocemos como Batallones I) que, tras las primeras prospecciones paleontológicas, demostró ser excepcional por la buena conservación de los restos de los vertebrados, la enorme cantidad de los mismos y el hecho de que la mayoría fuesen carnívoros. Desde entonces hasta ahora se han sucedido los hallazgos y, gracias a las campañas de excavación, se han catalogado un amplísimo número de vertebrados.

¿Cómo quedaron esos vertebrados ahí acumulados? Debido a la curiosa geología de la zona en el Mioceno, lo que hoy es el Cerro de los Batallones era una zona llena de cavidades que hicieron de trampas naturales para los animales que pasaban por allí. Imaginad un herbívoro que fuese pastando tan tranquilo y de repente… ¡Zas!, se cae al hoyo. Ahora imaginad un carnívoro que escucha al pobre hervíboro lamentarse de su suerte y se lanza a por él pensando que es una presa fácil y que, tras darle caza y alimentarse, descubre que no puede salir y acaba muriendo en la cavidad. De este modo se sospecha que fueron acumulándose los restos de los animales, que se iban cubriendo con los sedimentos que se depositaban en las trampas arrastrados por el agua de fuertes lluvias. Por esta razón se cree que los restos óseos quedaron tan enteros, ya que no había corrientes ni nada que los trasladase.

Se ha descubierto que estos huecos permanecían temporadas inundados, esto añade capas típicas de ambientes lacustres a esta curiosa lasaña de fósiles y sedimentos, con restos de peces, moluscos, etc.

Pero nuestra visita no sólo será ver el yacimiento y mirar a los paleontólogos excavar, hay actividades para los peques en las que se manejarán con la brújula para saber cómo fueron arrastrados los restos encontrados, actividades en las que descubriremos cómo los micromamíferos son la clave para datar los yacimientos… También podremos conocer a los carnívoros que habitaban la zona, como los impresionantes tigres dientes de sable. Todo esto nos hará pasar un rato muy agradable y didáctico. Además tendréis una tienda con merchandishing del yacimiento en la que encontraréis cosas muy chulas.
Espero que os animéis a venir al yacimiento. Personalmente, yo no me lo pienso perder porque disfruto mucho aprendiendo y conociento in situ los últimos hallazgos. ¡Nos vemos allí!
Créditos: ilustración de portada de Mauricio Antón