Hoy os llevo a un lugar muy poco conocido: El Real Observatorio de Madrid. Lo encontraremos en un pequeño cerro situado al lado del parque del Retiro.

Para poder visitarlo debemos reservar nuestras entradas en su web: https://www.ign.es/rom/visitas/reservas.html. Sólo puede visitarse de viernes a domingo con los siguientes horarios:
- Meses de octubre a junio:
- Viernes: 16:30h (en junio es a las 17:30h)
- Sábado: 12:00 y 16:30 horas (en junio es a las 17:30h)
- Domingo: 12:00h
- Meses de julio a septiembre:
- Viernes: 17:30 horas
- Sábado: 12:00h
- Domingo: 12:00h
Os recomiendo reservar con tiempo. La visita es guiada, nos enseñarán el lugar trabajadores del Instituto Geográfico Nacional. Merece la pena porque nos explicarán todo con gran detalle y descubriremos muchas curiosidades.

Este observatorio se fundó por iniciativa de Carlos III, aunque su decreto de constitución data de 1790, cuando reinaba Carlos IV. La idea era crear un organismo para el estudio de la Astronomía, la cual era vital para la navegación. Pensemos que en aquella época orientarse en el mar era muy complicado, conocer la longitud era un problema y se dependía de relojes de alta precisión que había que ir calibrando, además se utilizaba la orientación astronómica.
Nos encontramos ante un edificio diseñado por Juan de Villanueva, se comenzó a construir en 1790 en esta pequeña colina situada al lado del parque del Retiro, al ser un lugar elevado permitía observar el cielo sin que ningún edificio tapase la visión. Esta colina está situada en el llamado «Eje de las Ciencias», pues está junto al Jardín Botánico y la Academia de las Ciencias (actualmente el Museo del Prado).

Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) el edificio fue ocupado por los franceses, quienes lo emplearon como polvorín y almacén de armas. Llegaron a instalar un cañón en el templete de la parte superior del edificio, os podéis imaginar cómo quedó de destrozado.
En 1841 se decidió que el observatorio se dedicaría al estudio meteorológico, fue restaurado entre 1845 y 1849. Entre 1976 y 1979 se volvió a restaurar, añadiéndose más edificios a este complejo.
Al acceder al edificio nos adentraremos en una sala principal en cuyo centro se encuentra un péndulo de Foucault. Este ingenio sirve para mostrar el movimiento de rotación de la tierra, consta de una bola de acero que está colgando de un cable y oscila de forma constante, en ese movimiento de oscilación va tirando unos peones de madera situados en forma de círculo. Es curioso pararse a ver cómo va tirando los peones. ¿Sabíais que su comportamiento varía dependiendo del punto de la tierra donde nos encontremos? Si ponemos un péndulo de Foucault en el ecuador no tirará ningún peón, en el hemisferio norte tirará los peones en sentido de las agujas del reloj, en el hemisferio sur los tirará en sentido contrario y en los polos tardará 24 horas en tirar todos los peones.

En esta sala encontraremos dos telescopios newtonianos construidos en 1796 por el astrónomo alemán William Herschel, quien descubrió el planeta Urano en 1781.
La siguiente sala que visitaremos es muy curiosa pues, además de multitud de relojes, tiene un círculo Meridiano. Este artefacto nos permite medir la posición de los astros y fijar la hora. Fue ideado por Röemer en 1765, se usaba en combinación con un reloj y unas tablas astronómicas que permitían calcular el instante en el que los astros pasan por el meridiano, así se determinaba la hora y se ajustaban los relojes, el reloj se usaba para calcular la longitud geográfica del lugar de observación. Esto era algo de enorme utilidad para la cartografía.

En la misma sala encontramos muchos relojes que se iban calibrando, uno de ellos estaba conectado con el reloj de la puerta del sol y le enviaba señales para que bajase su bola a las 12. Otra curiosidad es que desde aquí se mandaban señales de radio marcando las horas, son los pitidos que hoy seguimos escuchando cada hora si tenemos puesta la radio.

Saldremos del edificio para acceder a un edificio acristalado donde podremos ver el enorme telescopio de Herschel, el telescopio original fue construido en Londres por William Herschel entre 1796 y 1802. Debo decir que estamos ante una réplica, pues el original fue destruido por las tropas napoleónicas cuando ocuparon el observatorio. Gracias a todos los planos que quedaron se pudo realizar una réplica exacta.

Pero aquí no acaba nuestra visita, después de ver el telescopio accederemos a la sala de Ciencias de la Tierra y el Universo. Esta sala tiene una exposición dedicada a la geodesia y cartografía que es una maravilla, perderse entre sus vitrinas es una gozada porque aprenderemos cómo se hacen los mapas y qué instrumentación se usa para ello.
Esta visita me sorprendió sobremanera, no conocía este lugar y me quedé maravillada. Desde que lo visité se ha convertido en uno de mis lugares favoritos de Madrid. Espero que a vosotros os guste y que hayais disfrutado leyendo esta entrada del blog.