Las minas son lugares muy interesantes a nivel geológico, también nos hablan de la historia de las localidades colindantes, pero hay ocasiones en las que albergan un tesoro de gran belleza que es descubierto por casualidad. Un ejemplo de esto es lo que vamos a visitar.
Iremos hasta la provincia de Almería para adentrarnos en la Mina Rica, antiguamente conocida como Quien tal pensara, situada en la pedanía del Pilar de Jaravía, perteneciente al municipio de Pulpí. El lugar es bastante accesible y poco a poco van equipando sus exteriores para los visitantes.

Antes de ir debemos reservar entrada, para ello accederemos a su página. En ella encontraremos información sobre precios y fechas disponibles. Las visitas diarias son muy limitadas, con una cantidad de visitantes muy controlada, esto hace necesario planificar la visita con bastante antelación. El motivo es claro: la conservación de la geoda porque nuestra visita altera las condiciones de su interior y puede dañarla (de hecho la temperatura de los cristales, la temperatura del aire, la concentración de CO2 y la humedad de su interior están monitorizados en tiempo real). Es muy recomendable hacer la visita con ropa y calzado cómodos.
Ahora que hemos hecho los preliminares, hablemos de la Mina Rica. Nos encontramos en un yacimiento que se ha explotado para la obtención de hierro, plomo y plata. Comenzó siendo una mina abierta de hierro, pero conforme iban profundizando en los cortes hubo un momento en el que tuvieron que cambiar a un tipo de minería subterráneo. Fue en estas profundidades donde se encontraron mineralizaciones de sulfuros de plomo y plata, pero además se encontró una abundante mineralización sulfatada con barita, celestina y yeso selenítico, estas mineralizaciones tienen una alta cristalinidad. La aparición de estas mineralizaciones de Fe-Ba-Pb-Zn-Ag se atribuyen a la actividad volcánica ocurrida entre final del Tortoniense y el inicio del Mesiniense en las zonas de Mazarrón y Vera. Restos de esta actividad volcánica los podemos ver en la Playa de los Cocedores, muy cerca de la zona, si nos bañamos en ella y miramos a las paredes de roca que nos rodean podremos apreciar piroclastos y riodacitas. Además el peñón que separa la Playa de los Cocedores de la Playa de la Carolina es muy interesante, tanto por las rocas volcánicas como por los fósiles marinos que encontraremos en su zona alta (recordad: fotografiadlos pero no los cojáis).

Este comienzo de la Mina Rica como mina de hierro a finales del siglo XIX está muy bien documentado, pero hay indicios que podrían sugerir que ya en la época romana se explotaba esta zona en busca de este metal.
Si paseamos por los alrededores de la mina podemos dejar que el paisaje nos cuente su historia: encontraremos restos de hornos que se emplearon para calcinar el hierro extraído con el fin de obtener un producto oxidado con mayor contenido en metal y con menos cantidad de impurezas. Ese carbonato férrico se quemaba durante 24 horas a temperaturas que no superaban los 900ºC. El motivo de esta labor se debía a que según iban profundizando en la mina iba apareciendo una mineralización de carbonatos de hierro, lo que bajaba el contenido en hierro del producto extraido. También veremos el castillete o cabria, que es la torre que soportaba el mecanismo para bajar a los mineros a la mina, cerca de ella se hayaban las edificaciones que contenían las salas de máquinas. A unos 150 metros del castillete se encuentra la chimenea destinada a la ventilación de las galerías subterráneas. Años después, a mediados de los años sesenta del siglo pasado, se construyó un lavadero de flotación para aprovechar los minerales de plomo y plata que aparecían de manera dispersa en la mina. Esta explotación minera cesó su actividad en 1970.

Pero en los años 90 del siglo XX esta mina tuvo un pequeño resurgir. En esta época la mineralogía tuvo un gran auge y esto hizo que la Mina Rica se convirtiera en un gran atractivo para los aficionados a este ámbito, debido a la gran cantidad de minerales que pueden encontrarse en su interior. Esto hizo que en diciembre de 1999 un grupo de investigadores del Grupo Mineralogista de Madrid, formado por Fernando J. Palero, Fernando Gómez, Jose Manuel Cuesta, Efrén Cuesta y Adrián Cuesta se topasen con un manchón de yeso con una pequeña cavidad que contenía grandes cristales, fue al abrir la cavidad y adentrarse en ella cuando encontraron el gran tesoro de la mina. Sí, fruto de la casualidad y curiosidad de estas personas, se descubrió la espectacular y famosa Geoda de Pulpí.

Pero ¿cuándo y cómo se formó esta enorme geoda? Las geodas se forman normalmente en los siguientes tipos de roca: sedimentaria, volcánica, magmática o filoniana. La respuesta a cómo se forma puede ser muy variada dependiendo de la roca, pues todo comienza con la formación de una cavidad:
- En las rocas magmáticas se pueden generar burbujas de gases cuando se están solidificando. Según las burbujas se van moviendo hacia la superficie, se van acumulando, formando una cavidad más grande. Al enfriarse los gases y volverse acuosos comienzan fenómenos hidrotermales que generan una primera cristalización sin ningún aporte de mineral externo, a veces esta será la única cristalización de este tipo de geodas. Si la roca acaba en un medio acuoso se crea una presión osmótica entre el interior y el exterior de la cavidad, entrando fluido en este espacio y generando un proceso de cristalización de los minerales arrastrados por el medio acuoso.
- En las rocas sedimentarias por procesos de disolución, lixiviación, cizallamiento o colapso subterráneo. Pueden formarse por cristalización del material (los cristales crecen en todos los sentidos) o por concreción (el mismo proceso que forma estalactitas y estalagmitas en las cuevas). En ambos casos el material se filtra gracias a la porosidad o presencia de grietas en la envoltura del hueco.
¿Sabías que las ágatas son geodas cuyo líquido se ha quedado en el interior y se ha solidificado?
En el caso de la Geoda de Pulpí, su origen es sedimentario y se corresponde con el relleno de un hueco de fracturación de origen tectónico. Su formación se estima que ocurrió entre hace 60 000 y 2 millones de años. Su tamaño es de unos 25 metros cúbicos, repartidos en 9 metros de largo, 4 metros de ancho y 2 metros de alto. El yeso selenítico que forma los cristales de relleno ocupa menos de la mitad del hueco original, por lo que encontramos las paredes casi completamente cubiertas de grandes cristales de gran transparencia.

Como hemos explicado anteriormente, el proceso de formación de una geoda ocurre en varias fases. En este caso primero se formó la roca caja dolomítica (la roca en la que se encaja la geoda), se abrieron huecos y aberturas en la formación dolomítica y algunos se fueron rellenando con baritas y sideritas, posteriormente aparecieron mineralizaciones de limonita y óxido de hierro en algunas zonas de la cavidad, más adelante vino un proceso de karstificación de la siderita y dolomía favorecido por la circulación de fluidos a través de los poros y grietas de la roca caja, gracias a este proceso se fueron formando los cristales de yeso que dan esa belleza al conjunto. Finalmente se formaron incursiones de celestina en el interior de los cristales en forma de agujas. Este proceso lo ilustran muy bien Jose María Calaforra y Víctor Ferrer en la siguiente imagen:

Ésta no es la única geoda que se encuentra en la mina pero sí la más grande hallada hasta ahora. Durante nuestro paseo nos enseñarán otros afloramientos de yesos seleníticos de gran belleza, abriendo boca para cuando nos encontremos con el espectáculo que es esta formación geológica.
Pero la geoda no es la única sorpresa que hayaremos en el interior de la mina, llamará nuestra atención la insistencia en que durante nuestra estancia no toquemos nada, ni las paredes de la roca. La razón de ello es que en algunas de las paredes de la mina se encuentran afloramientos de minerales que presentan fluorescencia: a simple vista no los distinguiremos, pero cuando apaguen las luces y los iluminen con luz ultravioleta nos dejarán maravillados. Nos llamarán la atención los colores brillantes de las fluorescencias de la calcita, celestina, selenita y cuarzo. El motivo de no tocar es que podemos dañarlos.

Definitivamente esta visita me ha gustado mucho y la recomiendo, ya no sólo por el interés geológico sino además por la magnífica labor de los guías de la mina. Sus explicaciones son muy detalladas, lo que hace que comprendamos bien lo que estamos viendo. Además, una vez lo conoces dan ganas de volver. Creo que este lugar y su entorno pueden dar mucha vida a las poblaciones de la zona.
Aprovecho para animar a las personas que vivan esta zona a apadrinar tanto las Minas de hierro del Pilar de Jaravía como los Acantilados de Pulpí y la playa de Cocedores. Ambos son Lugares de Interés Geológico. Apadrinarlos es gratuito, sólo debéis visitar la zona y enviar notificaciones de su estado.
Espero que os haya gustado esta entrada y que me sigais acompañando en futuros viajes.
Bibliografía
Vista de La geoda gigante de Pulpí: un hito en la conservación y puesta en valor del patrimonio geológico y minero. (2019). La Geología es Notícia. https://raco.cat/index.php/ECT/article/view/367148/461031
Palero, F. (2020). Geología del yacimiento de Fe-Pb-Ag de la Mina Rica de Pulpí (Almería, España). BOLETÍN GEOLÓGICO Y MINERO, 131(4), 495–538. https://doi.org/10.21701/bolgeomin.131.4.001
Enrique, F. B. (2022). MINAS Y MINEROS EN EL PILAR DE JARAVÍA Y SU ENTORNO (PULPÍ). [Paperback] by F. . . Arráez editores, S.L.